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Luli, cuando la lógica hizo huelga

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Profe tumbero

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Hola a todos:

Para algunos, estos aportes son ignorados por no relatar periplos exitosos, pero para otros, no. Aquellos que no quieran perder su tiempo, los que no buscan discutir con gente que no se encuentra a la atura de las circunstancias e incluso recibir maltratos gratuitos, seguramente lo leerán con el detenimiento que a merita y, hasta incluso lo agradezcan.  

Iré por partes, porque lo que me fue ocurriendo parece una serie de escenas extraídas de un sainete.La señorita en cuestión publica en el siguiente link:

[No se puede adjuntar enlaces de páginas de avisos gratuitos. A lo sumo adjuntar alguna imagen de la mencionada publicación, solo en el caso de pretender notificar de alguna advertencia.]

 

IMG_20190206_064412.jpg.1847298fc4f567a3ed85fafa6449287d.jpg

 

El texto es escueto, demasiado simple, pero advierte dos puntos. Es una mina nueva y venezolana. Luego, la foto da la pauta de una mina de pelo rubio. Creo que nada más. 

Mando mensaje y me responde con un texto prefabricado en el cual describe en parte su servicio. El texto es el siguiente:

"Hola amor, servicio onda novia con besos de lengua y mimos, hago hoteles por once, congreso, monserrat (sic), mi arancel es de 2500 $ hora y media, soy nueva en el rubro". 

Solicité fotos, preguntándole si mandaba. Inmediatamente me envió tres fotos de una señorita sumamente bonita, de tez trigueña y cabellera larga color azabache. Si bien era coincidente con lo que se podía esperar con alguien de esa nacionalidad, había algo que comenzaba a no cerrar. La foto del aviso muestra una mina rubia y ella mandaba fotos de una morocha. No hice mucho lío, podía ser que la foto del aviso fuera para desorientar para preservar la intimidad, que fuera antigua cuando la mina se tiño el pelo, etc. 

Comencé a preguntarle acerca de sus horarios, si era completa, si brindaba el oral sin y en qué hotel trabajaba (para calcular cuánto podría llegar a salir la cuestión); cosas que cualquiera de nosotros hace en estas circunstancias y pongo énfasis en que las preguntas se realizaron de manera cortés. 

La respuesta de la señorita, que demoró trece minutos, fue lacónica: "si todo".

De más está decir que no respondía con su texto la pregunta de horarios y si tenía preferencia por algún hotel. Y, en vez de darme cuenta que estaba frente a una botarate, insistí. Por fortuna logró percatarse que su respuesta no era satisfactoria y me envió sus horarios. Estaba dentro del rango para un encuentro y grabé un audio para buscar de acelerar el proceso de arreglo de un encuentro. Y pregunté si era HEF.

La respuesta fue: "Si todo".

Escuchó los audios y no respondió. Insistí grabando otro audio sugiriéndole que me grabara ella un audio para ver que su acento venezolano me estimule.

La respuesta de ella fue: "Yo no soy la venezolana".

Le grabé un audio para que me explique. ¿Las fotos que me había enviado eran de ella o no? ¿El servicio que me describió era el de ella o no?. Le señalé que el aviso hacía clara referencia a Luli, la venezolana.

Su respuesta fue en un audio. La persona que lo grabó, era una mujer con un claro acento venezolano. Me señaló que las fotos y el servicio que me detalló pertenecían a una amiga de ella. Y, como era de esperar, la culpa era mía porque "yo no había señalado por quién preguntaba" y ante mi falta de tacto, me envió los datos de su amiga, que no era venezolana. 

Entonces pregunté por ella, acerca de cómo era su servicio y que me enviara fotos de ella. Paralelamente busqué a la amiga, para dar con el aviso. Para mi sorpresa, el mismo tiene publicado las mismas fotos que me envió al principio, pero con otro número de teléfono diferente al de Luli y en el texto no hace referencia a la venezolana. es decir, jamás en la perra vida iba a poder relacionarlas. 

Le señalé que yo escribí por ella y que no había manera, en principio de relacionarlas ya que no compartían aviso ni número telefónico.

La respuesta de ella, luego de más de media hora, fue: "besitos".

Le grabé un audio. Marcándole las inconsistencias en todo su proceder. "Veamos corazón si nos vamos entendiendo. Vos tenes un aviso que dice Luli, la venezolana, con este número de teléfono. Te consulto a vos y me pasás los datos del servicio y las fotos de otra persona que publica en otro aviso y con otro número de teléfono. Aprendé a manejarte, ya que lo tuyo es muy desprolijo. Te hago consultas por vos y me respondes mandandome besitos. Está bien que seas nueva en esto, pero ¿vos querés laburar o qué onda?".

La respuesta de ella llegó a la una de la mañana. Atenti, yo los mensajes los había enviado dos horas antes. La mina no sabe si uno vive solo o está acompañado y lo puede meter a uno en un quilombo. 

"Tu no vas a venir decirme como manejarme así a ubicate (sic)".

Obviamente, me terminó haciendo un favor y me bloqueó. Es una más que cree que ser prostituta es abrir las piernas nomás y pedir mucho más dinero que el que podría llegar a ganar en un empleo, que por sus peculiaridades expuestas aquí, jamás obtendría.

Y hago el favor de advertirles para que no pierdan su tiempo. 

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