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Taty de sensual baires

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Profe tumbero

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La experiencia que voy a narrar es sobre esta señorita

 

http://www.sensualbaires.com/perl/site2/individual.pl?client=gi4131&lg=es&pg_back=f

 

Hace varios años, un par o más, la conocí de manera accidental por las calles de flores. Ella trabajaba en un boliche y la encaré por la calle. Comenzamos a charlar. Me aclaró que salía de trabajar y a qué se dedicaba, pactamos una cifra y terminamos en un telo. Luego me dio su teléfono para futuros encuentros, pero tuve un percance en el chip y le perdí el rastro. Encima ella dejó de trabajar en ese lugar y se fue al sur.

Quiso el destino que me topara de manera accidental con su aviso, la reconocí y la llamé. Pude arreglar un encuentro por microcentro (avenida Córdoba entre Florida y Maipú).

Toqué timbre y bajó a abrirme una señorita –que no trabaja- y subí. Al verme, frunció el seño y me preguntó: “¿Nosotros nos conocemos?”

Charlamos de ese encuentro y comenzamos con los besos, rememorando aquel viejo encuentro.

Ella es bajita, de tez trigueña, de senos tirando a pequeños, de linda cola y larga cabellera negra y ensortijada. De rasgos más bien étnicos, una mezcla de turca y latina. Su fuerte es que es ardiente si se la lleva bien. Y si se alcanza ese punto, posee un excelente manejo de cadera. Obviamente, no es argentina. No es completa. No es HEF. Arancel 1000 pesos la hora. Besos onda novios. Pete sin.

Me preguntó si quería verla bailar. Su ofrecimiento me llamó la atención y accedí. Comenzó a moverse de manera sensual y con una mirada pícara, y cada tanto deslizando su mirada hacia un espejo para contemplarse. Con un trajecito de dos piezas, que no le duró nada puesto, porque me lancé sobre ella. Retomamos los besos y a estimular su clítoris con mis dedos (no se deja penetrar con ellos) para terminar, en cuestión de instantes, entre sus piernas probando suerte con mi lengua. Por fortuna fui hilvanando los pasos correctos y su cadera comenzó a mostrarme que estaba en el camino correcto, ya que comenzó a moverse hacia arriba y abajo ganando en velocidad a cada instante.

Y como en aquel encuentro de hotel por el barrio de flores, comenzamos a probar –cosa que soy un poco renuente- un montón de posiciones. Frente al espejo de parados en donde su cadera se movía como un trompo, en misionero, ella arriba mío mirándome, encima de mí de espaldas. En cuatro. Ella prponía y yo acataba. Ella mojadísima y a los besos. Yo caliente y estimulado con ver como sacaba mi miembro con el preservativo empapado.

Terminé con un polvo, abrazados con ella encima, a los besos. Muy erótico. Besos y más besos.

Promesa de volver a vernos.

 

Cualquier consulta. Ya saben, a la orden.

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