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Kenia Selfies casi sin palabras

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Cvustok

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Estimados:

Tentado por la reciente xp de un colega, decidí hacer una escala en Olleros 2xxx para visitar a la señorita. Habiendo arreglado previamente por teléfono llego puntualmente a las 19. Sin portero en la puerta charlando con sus compañeros de cuadra ni seguridad en el edificio, llamo para avisar que puede bajar a abrirme.

 

Miro hacia la esquina, me pongo un poco paranoico en esos segundos de espera, y cuando vuelvo la vista a la puerta la veo con su manojo de llaves y una sonrisa peculiar, casi simpática. Con el pelo que le llovía sobre un lado, rubio y largo; su camperita de cuero a la cintura o apenas arriba y un jean que de frente prometía algo debía ser confirmado en la escalera, la imagen primera resultaba más que alentadora.

 

En el primer escalón creí que la promesa no se cumpliría: Debe ser el corte, dije. Ese jean miente. Porque la ropa, como las personas mienten y muchas veces son también crueles. Tal era el caso. Pero en el momento recordé la experiencia relatada por el compañero y volvió la calma, rápidamente. Ahora que lo pienso, la duda duró tan poco que casi todo el tiempo fue certeza, sólo un breve impacto.

 

Una vez en el departamento, que comparte con Wendy de la misma página, noté la pulcritud. Alguien dijo que estaba amoblado como si vivieran allí. Me llamó la atención la limpieza y el orden. Quizá mi concepto de “orden” difiera bastante al de estas chicas. No es que sea desordenado. Muchos libros y papeles en la mesa; el sillón y la biblioteca pueden dar la falsa sensación de desorden, pero todo está en su lugar.

 

Pasamos a la habitación y ante la pregunta del tiempo a compartir le digo media hora. Abono ante su requerimiento los 500 informados por teléfono y paso a higienizarme a un baño que sí podría ser el mío. Claro ahí no tengo libros. Los llevo para leer en un ambiente donde pueda concentrarme y los devuelvo a su lugar para evitar el vapor de la ducha. Las hojas podrían estropearse, doblarse un poco.

 

De regreso, había encendido un ventilador de techo que rápidamente apagué porque la tarde estaba fresca. Chica de pocas palabras ella. Y de pocas palabras yo si veo que no brotan de quien me acompaña por primera vez. Pero como para hablar tengo otras compañías no me hice mayor problema cuando su única pregunta “¿Te conozco?” sonó en el aire. Cuando terminé de decir “no creo”, ya se había quitado la camperita de cuero que le llegaba apenas a la cintura; la remerita que nunca vi puesta, sólo un bollo en la mesita de la derecha; el jean mentiroso y las sandalias que, aunque le quedaban bien, para los catorce grados resultaban poco.

 

Con lo cual, ya en ese punto no importaba si la conocía o no, ni cuál era el sentido de la pregunta si acaso lo tenía. Lo cierto, lo verdaderamente cierto es que efectivamente aquel jean mentía. No recuerdo político alguno que haya mentido tanto. Sabiamente se recuesta sobre la cama boca abajo, aunque decir boca abajo es negar la existencia de ese universo que quedó iluminando el techo. Digo sabiamente porque si bien no abunda en palabras, sabe perfectamente de qué forma impactar. Y lo logra. Se recuesta y se arquea, elevando levemente el culo para ver qué ocurre. Y como debe ocurrir siempre lo mismo, ha de hacerlo a diario. Estimo que los colegas, como yo, nos hundimos sin remedio. Otra cosa no puede hacerse salvo quedarse mirando. Y la verdad que lo pensé. Besos y caricias hasta que se quita la cola less que poco tapaba. Y en ese momento, la vista fue maravillosa. Y otra vez la duda, qué hacer. Y como antes, igual que los colegas, caí con la lengua no al piso sino al abismo. Esa forma de levantar el culo no es natural, no es normal.

 

Lo otro que no es normal, o al menos no es justo, es que si te chupo la concha casi a pedido, cuando me chupás la pija me pongas un forro. Si si, es un problema mío toda la cuestión de la tentación y el efecto que causa la vista. Pero seamos justos. De todos modos estuvo bien. Algún gemidito tímido como para que hoy no les hable de actuación, le dio un toque cálido al asunto.

 

Luego se subió de espaldas hacia mí y se la enterró toda. Toda. Cuando digo toda, quiero decir toda incluyendo casi hasta los huevos. No es que esté delirando por el recuerdo. El hecho es que, al menos de espalda, mientras le agarraba los cachetes del culo esculpido y escupido que se zarandeaba como sólo las mujeres del mundo reggaetoneril pueden hacerlo, había que frenar eso porque no es humano. Decía que se observaba de espaldas, como entraba toda y parecían tener independencia de movimiento esos labios que por lo general, al menos en mi experiencia modesta, no se mueven a voluntad. Estos parecían comer, devorar todo a su paso, se movían como si quisieran engullirme por la concha. No sé si soy claro. Como si con los labios agarrara lo que estaba afuera y lo empujara hacia adentro.

 

Luego de mi análisis pseudo científico, le pedí cambiar. Boca arriba ella, donde me entretuve con las tetas que si bien es la primera vez que son mencionadas, merecen un capítulo aparte por la perfección y concordancia con el resto del cuerpo.

Patitas al hombro un rato más pensando en la clase que tenía después y en ese compañero que está caliente con la profesora y le charla de temas que nada tienen que con lo ese día tenemos que analizar y quiero que la invite a tomar un café y se calle un poco así avanzamos porque no quiero perder tiempo. Cuestión que el hombre no la invita, el resto no lee y parece una disputa entre nosotros para ver quién se la levanta. Seguro que gana el. Porque yo la llevo al texto y la hago trabajar. Aunque no me detuve a pensar si le daría. Y la verdad que sí. Está bien la profesora. Y diferencia de Kenia, habla. Pero no tiene ese culo ni esas tetas que me bajan a la realidad otra vez y acabo como un marrano.

Duchita. Besito. Y ver a la profe.

 

Como dijo un colega hace poco respecto de la señorita tiene el hardware y le falta software. Un poco de actitud, una palabra sumaría bastante. No es parca ni mucho menos. Es casi simpática y se deja hacer. Ma ni pu la ble, como dice Víctor Laplace en una película que volví a ver hace poco. Salí contento. Pero pudo ser mejor. Va a mejorar. Paciencia.

 

Tablita por si hace falta:

Edad 20-21-22?

Cara 6.5

Tits 9

Cola 10000

Piernas 7

Actitud 7

Relojea No

Cobra por adelantado SI

Lugar Lindo departamento. Prolijo. Limpio.

Gift 500 Media No incluye * o eso me dijo.

Reincidencia Es muy probable. Bueno, sí. Aquién quiero engañar?

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  • Miembro

Re: Kenia Selfies casi sin palabras

 

La verdad que no la vi. Pregunté por un boblete pero dijo que son amigas y se quieren mucho pero que entre ellas no hacen nada. Con lo cual quedó ahí. Pensaba pedirle que me la presente para sacarme la duda y pasar otro día con Wendy pero con semejante culo me olvidé.

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  • Miembro

Re: Kenia Selfies casi sin palabras

 

Gracias colegas.

A sus preguntas respondo:

Pete: En mi caso con. Fui limpito y repasé alli. No pregunté opciones.

 

Besos: En el culo le dí un montón y en la concha otros tantos. También en la espalda y en las tetas. Ahora ella, la verdad que no la tuve al alcance por la secuencia: Culo en mi cara, concha en mi cara, arriba mío de espaldas, patitas al hombro a pedido mío. La verdad que no me acerqué para buscar besos. Ese culo es un campo magnético.

 

Cara: Si si, le puse 6.5 porque creo que esperaba otra cosa y si la pongo en relación con el culo y las tetas, bueno, está un poco abajo. Creo que es sano. Humano diría. No es para nada fea, es bonita, no una belleza, sería demasiado para una sola mujer. Pero me gustó. Si si.

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