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Lola Teen, el reencuentro

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Cabito

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Luego de haber desaparecido del mapa, previo cambio de su caralibro, Lola Teen volvió al ruedo y un día descubro que me manda un mensaje avisando que va a andar por Capital. Ni lerdo ni perezoso, arreglé para verla al mediodía por el Microcentro.

Estaba de excelente humor Lola, nos pusimos al día, nos reimos un poco, fui al baño y cuando vuelvo ya estaba en ropa interior. Había olvidado lo buena que estaba: piernas largas, muy lindos pechos, flaca, divina, una teen con todas las letras. Empecé a besarla hasta que llegué a su puerta trasera y me dediqué a chuparle mucho, pero mucho, el anillo. Yo creo que Lola goza tanto que le hagan un black kiss como una chupada de conchita. Empecé a colarle dedos y a chuparle la conchita bien rica y sin olores que tiene. Se empezó a mojar mal, el clítoris se le hinchó muchísimo y yo más me empeciné en chuparselo, en moderlo suavemente mientras le metia dedos en los dos agujeros.

Después, lo de siempre: una chupada al amigo descomunal, con garganta profunda, mucha saliva. Diversas poses, muchos gritos, hasta que decidí acabar en su colectora. "Creo que soy multiorgásmica", me dice, y la remata: "ustedes se creen que no acabo, pobrecitos". Sigo sin creerle si acabó conmigo, pero la paso tan bien con su compañía que le permito esa mentira piadosa.

 

Tengo el nuevo caralibro, pero esta vez no lo voy a publicar acá. Eso sí, denme tiempo porque ya veo que se me llena la casilla de mensajes. Desde ya aviso que no pienso pasar el contacto a cualquiera. Lo siento, pero Lola había dejado la profesión por culpa de los jeropas y terminamos pagando los platos rotos los que disfrutamos de su servicio.

 

Gift: 700 completo + hotel, una hora puntual.

 

Saludos a todos!

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