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Rubia de Once, plaza Miserere

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Hace minutos llegué a la oficina. Bajé del colectivo en Plaza Miserere y como todos los días tuve que caminar hasta la entrada al subte. Mientras iba del lado de Rivadavía, tapándome la nariz con el pañuelo por el terrible hedor que impera en la histórica plaza, hube de esquivar a dos dominicanas, un mendigo, señoras con monos verdes que trabajan para el gobierno de la ciudad quitando los “papelitos” de las paradas de colectivos… posé la vista en una chica rubia que iba delante de mi a unos veinte metros, el pantalón blanco, ajustadísimo, un rodete en 45° de la cabeza, un tatuaje en la nuca y unas horribles zapatillas eran prueba inequívoca de su adscripción a la franja socioeconómica más amplia del país. Iba acompañada de un hombre, muy posiblemente jóven, con un corte de esos que usan los “wachiturros” y que cerca de un año me vi obligado a soportar entre mis alumnos de una escuela de recursos muy bajos.

 

Lamenté que una chica tan atractiva (por lo menos de espalda) estuviera con un ese tipo y no compartiera conmigo la cama.

 

Fue entonces que vi algo diferente: una mujer rubia, alta y delgada, con una pollera de color celeste y una camisa verde agua caminaba cerca del lugar donde descansan los restos de Rivadavia. Llevaba una cartera, pero no recuerdo como estaba, tenía un aspecto pulcro y miraba de un lado a otro. Zapatos bajos, y parecía tener entre 35 a 40 años. Naturalmente, el trabajo en la calle hacían mella en su aspecto. Bajé mi velocidad y la seguí con la mirada. Decidí entonces probar suerte. Cuando estuve cerca de ella, se volvió con una sonrisa y me saludó amablemente.

 

-Hola. ¿Vas al trabajo? –una voz monocorde, no desagradable, aunque aspiraba las eses.

-Si, pero ya estoy muy contracturado.

-¿Querés que te saque la contractura?

 

Dijo eso con una sonrisa y yo asentí con un gesto.

 

-¿Cuánto me costaría?

-$80 más telo.

-¿Completo?

-¡Nooo! Eso un bucal.

-Ah… ¡y si quisiera algo más? ¿Te parece $150?

 

Asintió de buena gana y yo miré la hora. Eran las nueve de la mañana, como mínimo tendría 30 minutos antes de bajar al subte e ir al trabajo. Bien.

Enfilamos hacia Jujuy y Pueyrredón, donde hay un hotel barato donde las meretrices de la zona suelen ejercer sus actividades. Entré, aboné $50 y ella tomó una llave. Noté ahí sus manos, avejentadas, las uñas mal cuidadas pero limpias. Sentí una pena profunda, ya que en otra ocasión, quizás con otras decisiones en el pasado, podría haber sido una señora respetable, una de esas madres que llevan a sus hijos a un buen colegio y que intercambian palabras con algún profesor. Decidí algo para después de nuestro encuentro.

 

La habitación se encontraba en la planta baja, creo que era la tercera o la cuarta. Vi salir a una dominicana junto a un viejo con olor a colonia barata. El interior era limpio y ordenado, el colchón daba el aspecto de estar muy usado. Había un improvisado perchero donde dejé el saco y sobre una silla mi maletín. Vi el baño y tenía el mismo aspecto, con una ducha, inodoro y bidet. Me lavé las manos mientras miraba, gracias al espejo como ella dejaba su cartera en el piso, cerca de mi maletín. Salí mientras me secaba las manos con un pañuelo de carilina. Ella estaba sentada en la cama. Antes de que me pidiera el dinero se lo estaba alcanzando mientras me sentaba a su lado y le corría el pelo para dejar libre su mejilla, un beso, luego otro, gusto a menta y miel, ojos entreabiertos… sería una buena xp.

 

Lo primero que hizo tras algunos besos fue quitarse con mi ayuda la blusa. El corpiño negro contenía unos pechos de tamaño generoso, aunque no muy grandes, pero si proporcionales a su cuerpo. Los pezones tenían un tono obscuro, no demasiado, pero si el suficiente para alejar cualquier duda de que no se trataba de una verdadera rubia. Mis manos se apoderaron de ellos. Suaves y generosos al tacto. Sin mediar mucho más me abrió el cierre del pantalón, corrió mi boxer y sacó mi miembro que estaba en perfecta erección. Abrió un preservativo y me lo colocó y empezó una felación bastante aceptable. Nada del otro mundo, pero bien hecha. Yo la separé, me incorporé y me quité los pantalones y ella sonrió, me tomó por el pene y nuevamente comenzó con la faena. Su lengua bajó hasta mis testículos y abrió sus ojos para mirarme. Luego de unos minutos comenzó a hacerlo más rápido, apretó los labios, succionó, tratando de hacerme eyacular. Me separé de ella y la empujé con suavidad hacia la cama, estaba por quitarse la pollera cuando se lo impedí, en cambio le quité la ropa interior y le subí la falda hasta la cintura. En tres movimientos estaba completamente desnudo y me lancé sobre ella, que me recibía sonriente y generosa. Comencé el clásico misionero hasta que empezó a apretarme con sus piernas, largas y suaves. Estuvimos así varios minutos, mientras yo alternaba la velocidad de la penetración y sentí cierta humedad. Yo estaba transpirando y quemando calorías. Soy delgado, pero siempre se puede ser más delgado y no hay ejercicio como el sexo. Jadeabamos con una de mis manos me sostenía y con la otra acariciaba sus pechos y cada tanto bajaba a su boca. En un momento me separé y ella, sabiendo lo que yo quería se puso en cuatro. Bajé de la cama, le pedí que se ponga de pie, lo hizo y apoyó sus manos contra la pared, exponiendo sus nalgas para mi. La pollera le cubría las piernas, por lo que tuve el placer de levantarla y penetrarla así. La situación en a que estábamos me excitaba a más no poder y tras cinco minutos de entrar y salir con fuerza de ella me corrí mientras apretaba mi cuerpo contra el suyo. Mis manos soltaron sus nalgas y hasta los pechos de los que me apoderé. Cuando salí de su interior fui a la cama y me recosté, ella se puso a mi lado y hablamos un buen rato. El turno ya había terminado y ella, poco a poco se levantó y diciéndome que si quería podía irme, que ella se bañaría. Le di un beso y la vi desaparecer tras la puerta del baño. Decidí esperarla mientras me vestía. Se sorprendió al verme sentado, en mangas de camisa y sin la corbata.

 

-Mirá, tengo unos minutos antes de entrar a la oficina. Yo no desyuné ¿Te molestaría acompañarme?

-No, para nada.

 

Fui al baño, me lavé la cara y las manos. Me abroché la camisa, me hice el nudo Windsor y juntos caminamos hasta La Perla, donde tomamos un café y hablamos un buen rato, contándonos cosas que aquí no se pueden contar.

 

Dejo la tablita con comentarios, aún cundo la misma es ahora opcional.

 

Servicio: 8, satisfactorio.

Depto: Hotel: $50, no sé cuanto tiempo pero sí estuvimos más de media hora allí.

Edad aparente: 35-40 años. La calle mata.

Cara: 8, regular, facciones agradables. Dentadura completa.

Tetas: 8, proporcionales, un poco caídas.

Colita: 9, lo mejor, blanca, suave. No sé si entrega. Imagino que sí.

Cuerpo en general: 8, 33

Relación con las fotos: No publica.

PT: 8 mecánico, satisfactorio.

Besos: Si, pocos.

Garching: 9 muy buena.

Relojea?: No.

Onda: 9 simpática.

Reincidencia?: No lo sé, pero podría ser si estoy con poca plata.

Cobra por adelantado: Sí.

Gift: $150 media hora aproximadamente, más $50 de hotel. Yo dejé una propina de $15 para ella y la invité a un café.

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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  • Miembro

Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

Muy bien relatado maestro, como siempre.

Gracias por el dato.

 

Gracias a usted por comentar.

Saludos colega.

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

Muy interesante xp. Me encantó su forma de relatar, compañero. Asi como tambien el detalle que tuvo al invitarla a desayunar.

 

Muchas gracias estimado Jacinto. Lamentablemente sólo pude invitarla a desayunar. Una buena mina.

 

Saludos cordiales,

Explorador

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

Que suerte tuviste jaja. Muy gracioso el relato. Esta lleno de turras ahi, nunca me anime pero hay que mirarlas fijo y acercarse como bien hiciste. Felicitaciones

 

Estimado colega, es cierto, muchas turras, muchas ladronas. Por eso, si hay una buena mujer, hay que compartirla.

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

Muy interesante su experiencia, y su relato, aunque debo hacerle un comentario, con todo respeto, si usted me lo permite. No me gusta la forma en que discrimina a las personas, sea por zapatillas horribles, franja socioeconómica, corte "wachiturro", aspiración de eses o colonia barata. Yo pienso que los seres humanos, mas allá del aspecto físico, nivel económico y cultural, somos todos iguales. En mi opinión eran detalles que no hacia falta mencionarlos, y que lamentablemente opacan la excelente narrativa y dialéctica que usted posee. Espero que no lo tome a mal, pero no pude pasarlo por alto, ya que me siento muy identificado con el tema de la discriminación debido a que la he sufrido en persona, incluso por miembros de mi propia familia. Mi mas cordial saludo.

[sIGPIC][/sIGPIC]Saludo y arroz con habichuela pa todos.

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

No veo que haya caido en discriminacion. Decir que la forma de vestir es de un sector socioeconomico no es discriminar, es aclarar mas en el relato la situacion. Es como decir que por su buena forma de vestir y hablar sea “cheto” no es discriminar sino describir en detalle de que persona se habla. Por ultimo si la hubiera discriminado no se hubiera quedado a esperarla ni mucho menos tomar un desayuno y hablar con ella. Todos somos personas y merecemos respeto. Pero nos guste o no siempre vamos a ser de algun “tipo” de persona. Como un chorro, un villero, un rolinga, un cheto, un nene de mama o un pibe de la calle. Pero aunque nos identifiquemos con un sector social siempre vamos a ser personas con una historia un modo de vivir y sentir la vida

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

disculpen si desvirtuo, pero queria preguntarle si el relato lo hace con un grado elevado de sarcasmo?? o es hipocresia de parte suya ? no entiendo como una persona q tiene un problema de convivencia con gente de bajos recursos , y digo problema porq tener q bancarse el corte de pelo de un alumno , me parece q es para psiquiatra ( baja del colectivo - toma el subte-toma el servicio de una callejera- paga $150- y paga un telo berreta )no le parece que esto que usted hace es fiel reflejo de lo que hace unos de esos pobres q tanto detesta, yo cuento con medio de movilidad, casa propia y un buen sueldo pero ando con las zapatillas rotas , ropa no de marca , aseado , con la cabeza rapada y un perfume de 100$, seguramente entro en su lista de los desagradables no? pero que ironia no, el q menos tiene detesta a sus pares , creyendose mas q ellos , ya q estamos con los chistes le preg, no sera q usted lleva masa cuchara y cortahierro dentro del maletin no jaja relate exp cn prostitutas , no es un foro de discriminacion lo saluda atte :un pobre

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

Muy interesante su experiencia, y su relato, aunque debo hacerle un comentario, con todo respeto, si usted me lo permite. No me gusta la forma en que discrimina a las personas, sea por zapatillas horribles, franja socioeconómica, corte "wachiturro", aspiración de eses o colonia barata. Yo pienso que los seres humanos, mas allá del aspecto físico, nivel económico y cultural, somos todos iguales. En mi opinión eran detalles que no hacia falta mencionarlos, y que lamentablemente opacan la excelente narrativa y dialéctica que usted posee. Espero que no lo tome a mal, pero no pude pasarlo por alto, ya que me siento muy identificado con el tema de la discriminación debido a que la he sufrido en persona, incluso por miembros de mi propia familia. Mi mas cordial saludo.

 

Estimado colega, lamento si lo he ofendido o molestado de alguna manera. Sinceramente no era mi intención hacerlo ni pretendía que así quedara el relato.

Gracias por su comentario.

 

Saludos cordiales,

Explorador

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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Re: Rubia de Once, plaza Miserere

 

No veo que haya caido en discriminacion. Decir que la forma de vestir es de un sector socioeconomico no es discriminar, es aclarar mas en el relato la situacion. Es como decir que por su buena forma de vestir y hablar sea “cheto” no es discriminar sino describir en detalle de que persona se habla. Por ultimo si la hubiera discriminado no se hubiera quedado a esperarla ni mucho menos tomar un desayuno y hablar con ella. Todos somos personas y merecemos respeto. Pero nos guste o no siempre vamos a ser de algun “tipo” de persona. Como un chorro, un villero, un rolinga, un cheto, un nene de mama o un pibe de la calle. Pero aunque nos identifiquemos con un sector social siempre vamos a ser personas con una historia un modo de vivir y sentir la vida

 

Concuerdo con usted, colega.

Gracias por comentar. Saludos cordiales,

 

Explorador

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