Marcela de AM. Una buena sorpresa en Flores

elcarlosaa · 15 de Abril del 2016

Tratando de vencer la pereza (madre de todos los vicios, y como tal hay que honrarla) informaré de mi última experiencia, para no seguir callando andanzas, que aunque son muy poco lucidas, pueden ser de utilidad a algún miembro del pueblo gateril. Después de todo, la patria es el otro.

Debo declarar que aborrezco el centro, y no comprendo el exesivo centralismo (y microcentralismo) de la oferta gastronómica de niñas profesionales. Es que no somos un país federal? el microcento posterga al interior/barrios y concentra un 90% del universo gateril. Es injusto.

Por ello trato de abonar las ofertas que rehuyen del facilismo del microcentro, haciendo de tanto en tanto mi aporte dinerario en los barrios alejados del obelisco. Pero es difícil encontrar cosa potable.

Así fué que encaminé mis pasos al poético barrio de Flores, a visitar a esta niña, previo acuerdo telefónico: http://www.argentinamasajes.com.ar/marcela135/marcela1.htm, tentado por su aspecto más bien fuertón, y que me recibiría el sábado a la tarde, día y horas en que la oferta decae.

Combinamos tarifa ($600 en la hora, sin extras ni adicionales, masaje en camilla, terapéutico+sensual+sexo) horario, ubicación, ec. gaona al 4300. Una pintura.

El departamento es normal, nada de otro mundo, baja a abrir la persona que es la de la foto, un 0% de photoshop. Morocha fuertona, sonrisa amplia, serena figura generosa en curvas y promesas. Hay al menos una trabajadora más, a la que adivino aunque nunca se le oyó, ni vió, ni nada.

Me hace pasar a un cuarto, cuarto de verdad, digo, no cubículo armado con cartón y empapelado, donde hay una camilla de madera, de dimensionas generosas y robustez comprobable (después).

Son boludeces, dirán? Puede ser. Pero para mí son indicadores que suman: hacen al confort y la tranquilidad, y a la convicción de que uno no se somete a cualquier vejámen y humillación de tener que desnudarse en una pocilga precaria con tal de ponerla.

Paso al baño, punto flojo. No es una ruina, pero se podría mejorar con poco.

La Acción: los masajes sensuales son buenos, con el lubricante justo (que se absorve porque no quedó nada) con maniobras que denotan alguna vaga noticia sobre músculos, tendones, contracturas y demás.

Muy agradable masaje, que (tomar nota del adverbio) sutilmente se volvió sensual. Muy sensual. sin estridencias, ni sobreactuaciones.

No esperé que me diga: DV. Y desabroché soutien, y volaron ropitas que aún quedaban, y todo fué franela, besos, chupada de tetas (hermosas)

La acoste en la camilla, franela y almejeada de larga duración. Fué un poco incómodo en la posición que quedé, con las piernas semiflexionadas, pero lo valió: hermosa concha, hermosa la actitud, muy agradecida, con suspiros, contracciones, exclamaciones, y un sinnúmero de retribuciones que a uno lo agrandan.

Me preguntan cómo quiero continuar, y me tiro en la camilla boca arriba, se me dube, me traba las piernas con las suyas y me pegó una cabalgada que me arrancó un orgasmo que me salió desde la nuca, bajando por la espina dorsal, hasta los huevos, para trminar en su pene (a esta altura era más suyo que mío)

Impresionante, una hermosa experiencia, una sorpresa impensada, una Flor en Flores

Al Pachorra · 15 de Abril del 2016