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Yoko - Gemidos Microcentro

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La experiencia que presento hoy tiene varios días. La misma se basa en el encuentro consumado el viernes 17 de mayo. Razones de trabajo y de estudio me impidieron la publicación y por ello hay tantos días de diferencia. Si bien el tiempo ha pasado, el mismo no ahogó con las aguas del Estigia los recuerdos de esa tarde memorable. Memorable por varios motivos.

 

En primer lugar, hacía mucho tiempo que no recurría a los servicios de una meretriz, problemas económicos, emocionales, la consolidación de mi noviazgo, la carrera académica, cada vez más exigente y que requiere inversiones… todo se conjugaba para un “después” o “no es éste el mejor momento”.

 

En segundo lugar, fue reencontrarme conmigo mismo. Personalmente creo que hay una diferencia entre nosotros, los habitué a las damas de compañía que nos distinguen de los casuales, de aquellos que lo hacen alguna que otra vez. Nosotros nos deleitamos probando, explorando, conociendo y luego, llamamos a la historia en nuestra mente, la convocamos y la publicamos para recrearnos en la fantasía. Viajamos, sonriendo, con ese cansancio tan particular de saber que hemos tenido a nuestra disposición un cuerpo que, si bien no nos pertenece, lo hemos rentado y que, por una o dos horas, estuvo a nuestra merced.

 

En tercer lugar, por la Escorts en sí, y ya aquí me meto de lleno en la XP.

 

Unos días antes había comprobado que la página Doncellasvip había desaparecido. El temor de que el gineceo asociado hubiera sido victima de las pérfidas redadas de los hipócritas predicadores de la moral pública, se apoderó de mi.

Ese viernes, cerca de las 16 hs, llamé por teléfono. Con una torpeza propia de un novador indiqué que llamaba por el departamento privado que funcionaba allí, pero cuya página había sido levantada. Quien me atendió musitó una risa y me dio una lista de nombres en Gemidos.tv, agregando luego de eso:

 

-También podés venir y te las presento a todas y elegís.

-No, gracias, prefiero reservar.

Me fijé en la computadora de la oficina y llamé a los pocos minutos, pidiendo una reserva con Yoko.

 

A eso de las 17:30 salí de mi trabajo y caminé hasta Córdoba y Suipacha. Estando a menos de 200 metros mi novia me llamó por una estupidez. La despaché diciéndole que estaba por entrar a la Universidad porque tenía una reunión con los profesores de la cátedra. Luego de cortar con ella apagué el teléfono y apuré el paso. Toqué el timbre y entonces allí apareció esa mujer a la que considero casi como una amiga: la recepcionista. Con el pelo hacia atrás, una campera deportiva que ajustaba su talle a la perfección, dejando poco a la imaginación para saber las dimensiones de sus pechos, me saludó a la distancia con una gran sonrisa. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.

 

-¡Tanto tiempo!

 

-Es verdad –le repuse-, el trabajo me consumió.

 

Reímos y pasamos al a antesala, donde me ofreció una gaseosa de cortesía y me pidió que me ponga cómodo. Recuerdo haber dejado el maletín y el sobretodo a un costado, recuerdo haber aflojado el nudo de la corbata (¿era la roja a rallas o la azul a rallas? Se que era una de esas pero no recuerdo cual), recuerdo, y uso bien la palabra cuando salió y al minuto apareció Yoko. Y allí vino el porqué de lo memorable: la conocía.

 

Aún trato de saber dónde fue, pero la conozco y ella me reconoció. Quedamos en silencio mirándonos, tartamudeamos y me invitó a pasar al baño. En ese momento le adelanté lo del servicio. Antes de cruzar el umbral me di vuelta y ella tenía aún los ojos fijos en mí, escudriñándome.

 

Es la de las fotos, pero las mismas, como lamentablemente ocurre, están trucadas. Tiene los pechos así de grandes y su mirada es igual de profunda. Pero ese no es el color de su piel, mucho más tirando a trigeño, sus ojos son color almendra y sus pezones obscuros. Es más rellena de cintura, digamos que proporcionada para dos pechos gigantes.

 

Me esperó paciente y ambos subimos las escaleras. Ella por delante, volviéndose y repitiendo “¿sabés que me parecés conocido?”. Mis ojos se posaban en unas nalgas carnosas, firmes, que me reclamaban, y el morbo de saber que la tenía de algún lado alimentaba mi libido que estaba altísima. Entramos a una de las dos habitaciones del piso superior. Se acercó y otra vez lo repitió:

 

-Yo sé que te conozco ¿Pero de dónde?

 

Le dije que lo ignoraba, pero que era cierto, nos habíamos tratado en el pasado… entonces, se adelantó y me besó. Con una violencia que no esperaba lanzó mi saco al piso, mientras su lengua recorría mi boca. Sorprendido atiné a abrazarla y mis manos bajaron por su espalda hasta su hermoso y redondo culo. Pero ya había perdido la iniciativa. Ella llevaría la delantera en todo nuestro encuentro. Su mano se proyectó sobre mi sexo el cual agarró por sobre la ropa. Me mordió el labio y luego se puso en cuclillas, desabrochó el pantalón, bajó el boxer y empezó una mamada profunda, violenta, pero que me puso a mil. Mis manos se posaron sobre sus mejillas. Con una de las manos me acarició el pecho y con la otra tocaba mis testículos presionando justo lo necesario. En un momento le pedí que parara, a lo que me respondió “¿Ya te acordás de dónde me conocés?”. La tomé de la muñeca y la llevé hacia mí. Nuestra altura esra casi la misma. Me hundí en sus profundos ojos negros y otro beso. La empujé a la cama y me tiré sobre ella. Besos, manotazos, sus pechos grandes y naturales quedaron al descubierto, mis dedos se apoderaron de esos pezones obscuros y erectos para luego dejar lugar a mi boca. Bajé por su pecho, besé su estómago y di con unos moretones. Me detuve en seco. Me explicó de manera entrecortada que se debían a un tratamiento para adelgazar… y que siguiera. ¿Y cómo no hacerle caso a esa mujer hermosa? ¿Cómo no dejarme llevar por esa belleza traída directamente del Mediterráneo? Mi lengua se hundió en su sexo y ella empezó a retorcerse. Luego de unos minutos empezó a empujarme la cabeza hacia fuera. Yo no podía permitirlo. Aristóteles define la justicia como el darle a cada cual lo que le corresponde. Ella me practicó una violenta felación, y yo le daría lo mismo.

 

Así estuvimos un rato largo y mientras mis dientes jugaban con su clítoris mis dedos, húmedos ganaban espacio en su ano, cada vez más dilatado. Me puso el preservativo a ala altura de la nariz.

 

-No creas que me ganaste.

 

Me puse de rodillas en la cama, y ella, reponiéndose me colocó el profiláctico, diop una nueva mamada y abrió sus piernas, recibiéndome en su interior. La faena no fue fácil. Una mujer de su contextura exige trabajo, su fuerza se hacía sentir en mi ser, sus músculos se tensaban y por momentos era ella la que me imponía el vaivén de la penetración. Mis manos se juntaban con las de ella y luego iban a sus enormes pechos que se movían al compás de las embestidas que le daba. Dos movimientos, tres quizás y ella estaba encima de mi. Moviéndose, controlando la situación e invitándome a incorporarme para saborear esos pechos. Habremos pasado media hora y me vine en en esa posición, dejando una gran cantidad de semen en el profiláctico. Ella sonrió y siguió moviéndose mientras yo me dejaba caer en la cama, y las tenues luces que venían desde cerca del espejo desdibujaba su faz por las sombras. Me besó y con cuidado me quitó el preservativo y me limpió. Mientras me dijo “fue lindo y raro, en parte sentí que lo hacía con un pariente”.

 

Yo estaba bañado en sudor, al igual que ella. Más besos. Luego nos pusimos a hablar…y entonces salió de dónde nos conocíamos, pero eso es privado y no es de hombres hablar.

 

Nos volvimos a besar y empezamos de nuevo. Esta vez fuimos directo al sesenta y nueve, pero golpearon a la puerta. Yo tenía ganas de más, así que incorporándome, tomé mi cartera del bolsillo del sobretodo y le pagué una hora más. Ella sonrió y se puso de pié, estiró sus brazos hacia la cama, apoyándose y hundiendo su cabeza entre ellos. El cabello caía como una negra cascada y yo, con delicadeza entré en su cuerpo y poco a poco cobré ritmo, mientras mis manos se hacían de sus caderas. Gemía y jadeaba sincera, su espalda brillaba de sudor y mis piernas temblaban. Me separé y poniéndome de rodillas hundí mi cabeza nuevamente en su sexo. Luego lamí su ano, lo ensalivé porque iba a poseerla completamente. Para eso había pagado. Incorporado, separé sus nalgas y proyecté mi miembro hacia el agujero que sentí me reclamaba. Ella dilató y entré con comodidad. De a poco cobré ritmo, mis testículos golpeaban sus labios vaginales y yo estaba a mil. Ella dobló la rodilla en el borde de la cama, dos, cuatro, seis movimientos más y me dejé caer tras un orgasmo en el que sentí, se me iba la vida.

 

Nos acostamos. Nuevamente me limpió con delicadeza. Se fue al baño y yo me sumí en un sueño del cual me despertó con un beso y una sonrisa.

Seguimos hablando, del pasado, de aquella vez que nos encontramos, de las cosas que no se dicen en el momento, de mi timidez excesiva, de mi torpeza, de sus sueños, sus ideas, del futuro. Me tendió una toalla y bajé envuelto en ella a bañarme. A los diez minutos estaba subiendo hacia la habitación, donde me esperaba sentada. Me vestí un poco apenado, hubiera deseado irme con ella a mi casa, pero ya cometí una vez el error de mezclar los sentimientos con el sexo. No iba a pasarme de nuevo, y lo que no pasó una vez, no puede ocurrir otra, aún cuando esté mediando la fiereza del sexo.

 

Ella me acompañó hasta la salida, a unos metros estaba la recepcionista. Un beso en los labios y murmuré su nombre, no el de fantasía, sino el real.

Afuera me esperaba el mundo, me esperaba la impostura, me esperaba mi otro yo, el respetable, el joven profesor, el académico, el que escribe y publica libros, el católico converso de comunión frecuente… Podría haberme sentido miserable, pero no. Pertenezco a una cofradía selecta. Nosotros sabemos lo que hacemos y sabemos por qué.

 

Tablita:

 

Servicio: 9

Depto: 9

Edad aparente: 25 (dijo tener 23)

Cara: 8

Tetas: 9

Colita: 8 (grande, entrega)

Cuerpo en general: 8,33

Relación con las fotos: 75% edición de piel, color de ojos y de cintura...

PT: 9 muy fuerte y violento

Besos: Si, mucho

Garching: 10

Relojea?: Ella no, pero es un PV

Onda: 10 conmigo

Reincidencia?: Temo implicarme demasiado, así que no.

Cobra por adelantado: Si.

Gift: $770= $350 la hora + 10% de propina

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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  • Miembro

Respuesta: Yoko - Gemidos Microcentro

 

SR: en su relato se puede apreciar la gran cantidad de lineas leídas y escritas que tiene en su haber, por un momento pensé que estaba leyendo unos de esos relatos eróticos que se acostumbran a frecuentar en una edad puber y que en mi caso fue hace ya muchos años.

gracias por hacerme rememorar esos tiempos cubiertos de inocencia donde el sexo era un misterio y hasta casi diría una aventura por desconocer completamente el inmenso universo del mismo

gracias por compartir su relato de tan exquisita aventura sexística (si existe la palabra de lo contrario usted sabrá decirme) y de un relato endulzado con la mas delicada y correcta prosa.

cualquier necesidad o consulta, MPYC; a sus órdenes

abrazo y cuidate

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  • Miembro

Respuesta: Yoko - Gemidos Microcentro

 

Gracias por compartir la xp y la data

salu2

ber

EL DINERO NO HACE LA FELICIDAD....PERO AYUDA A ALCANZARLA.LAS MUJERES SON TODAS TROLAS, LO UNICO QUE HAY QUE TENER ES EL CAPITAL ADECUADO PARA COMPROBARLO.UN VASO DE AGUA Y UN "POLVITO "NO SE LE NIEGA A NADIE

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  • Miembro

Respuesta: Yoko - Gemidos Microcentro

 

SR: en su relato se puede apreciar la gran cantidad de lineas leídas y escritas que tiene en su haber, por un momento pensé que estaba leyendo unos de esos relatos eróticos que se acostumbran a frecuentar en una edad puber y que en mi caso fue hace ya muchos años.

gracias por hacerme rememorar esos tiempos cubiertos de inocencia donde el sexo era un misterio y hasta casi diría una aventura por desconocer completamente el inmenso universo del mismo

gracias por compartir su relato de tan exquisita aventura sexística (si existe la palabra de lo contrario usted sabrá decirme) y de un relato endulzado con la mas delicada y correcta prosa.

cualquier necesidad o consulta, MPYC; a sus órdenes

abrazo y cuidate

 

Estimado Daybando,

Muchas gracias por su comentario. La verdad, trato de que el relato a demás de ser informativo sea estético. Sé que puede cansar mucho a algunos lectores, pero por suerte, siempre al final está la tablita general.

Mil gracias por su comentario,

Saludos cordiales,

Explorador

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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  • Miembro

Respuesta: Yoko - Gemidos Microcentro

 

Impecable relato..da gusto leerte..muy buena xp..se agradece que la compartas..saludos!!

 

Estimado colega Wason,

Mil gracia por su comentario. Dan ganas de seguir teniendo experiencias para escribirlas luego, con tantos elogios.

 

Saludos,

Explorador

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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  • 5 meses más tarde...
  • Miembro

Re: Yoko - Gemidos Microcentro

 

Explorador, elogio su muy acabada prosa y las milenarias reflexiones que nos regala. He notado un grande paralelo con mi vida en los detallados pormenores de su aventura. Impecable su estilo. La mejor xp que he leído señor! Un abrazo

"La economía que abrevia el placer no ha entrado jamás en mis cálculos"Giacomo Casanova

Web: Ninfomanos.com

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