Jump to content

XP con Delicia de Doncellas.

Valorar esta discusión


Explorador

Publicaciones recomendadas

  • Miembro

Bastante tiempo pasó de que relaté mi última experiencia. Después de la profunda pena que me embargó al conocer que Analía había dejado el más antiguo de los oficios decidí yo también retirarme del consumo del placer. Apenas si visité el foro, más que nada para ver que se estaba publicando, como estaba la comunidad y anotar algún que otro nombre a la espera de juntar voluntad para regresar a esto que, como la heráldica es arte y ciencia a la vez.

A diferencia de muchas personas yo no me tomé vacaciones, en la oficina continué durante los meses de diciembre, enero y febrero tal como ahora y sólo descansé del alumnado. Al mismo tiempo comprobé mi vieja tesis: las tareas de la investigación, el oficio académico es de tiempo completo. Siempre están las ideas dando vuelta, siempre están los datos allí, esperando que uno los procese, siempre está la posibilidad de mejorar algún paper, rescatar algún borrador, descubrir algún problema en tal o cual libro y empezar con un nuevo artículo... y porqué no, un libro. Así me pasé todo el periodo estival imbuido en los quehaceres de la academia hasta que hace el martes pasado decidí, después de una larga jornada laboral y comprender el error que cometí al aceptar un nuevo cargo docente retornar al oficio del gatero.

La desición la tomé el lunes 12 del corriente mes después de visitar el foro. La semana anterior había retomado la docencia en un colegio, las cosas en la oficina estaban volviéndose pesadas y para colmo de males en la Universidad me estaban reclamando los programas que ya había enviado. Pensé «¿podré resistir más tiempo?». Un fracaso amoroso y mi frustración respecto a la maestría que estoy cursando no hicieron sino colmar el vaso de mi paciencia. Y con la portátil en el regazo y un café en la mesita de luz entré al sitio 100 de lolas donde apunté en mi agenda a tres chicas: Oriana, Aries y Acuario.

Al día siguiente, a las 17 horas, desde la oficina llamé a cada una de ellas. Cómo me ocurrió en otras oportunidades a Acuario no la pude localizar, tampoco estaba disponible Oriana. En un momento se me cortó la llamada, a pesar de que soy un historiador y un economista se me mezclaron los números telefónicos y había terminado haciendo un terrible desastre con nombres y datos. Ya ni sabía a quien estaba llamando. Fue entonces cuando la chica que me atendió al notar mi confusión y que estaba largando nombres me recomendó que visitara el sitio web «doncellas», y que una vez que viera las que me interesaban la llamara y le preguntara. Abrí la página e hice un repaso. Como estaba en busca de una mujer de busto generoso reparé en Aries, en esta página aparece con el nombre de Delicia.

Por las dudas apunté dos o tres nombres más y llamé. De las que pedía dos estaban disponibles, me preguntaron a que hora pensaba ir y les dije “calculo que en 15 minutos”, hubo un segundo de silencio, pude escuchar el pasaje de una hoja (lo cual era señal de que trabajaban con turnos acordados) y luego me soltó un “Listo” y me dió la dirección en la calle Esmeralda al 7XX.

Salí de la oficina raudo, apenas si contesté el saludo de la gente de la portería y subí por Corrientes hasta Esmeralda confundido entre la multitud. Cuando llegué pasé directamente. El portero estaba hablando por teléfono y no reparó en mi. Como el lugar está en planta baja uno tiene la idea de que la gente puede verlo cuando toca el tiembre ya que, de hecho, es posible ver a la calle; sin embargo es imposible que ocurra lo contrario, y esto lo sé porque hice la prueba cuando salí.

Me abrió la puerta una rubia delgada, bonita, de unos treinta largos, vestía un jean azul ajustado y una musculosa blanca muy escotada. Los labios pintados de un rosa perlado y el cabello teñido de rubio. Admito haber pensado «¡me quedo con ésta!», empero luego de hacerme pasar y besarme en sendas mejillas me pidió que esperara un segundo y me dejó en un recibidor. Me senté en un sillón de color naranja, dejé mi maletín a mi lado cuando nuevamente abrióse la puerta y me pidió que pasara. Un templo del placer y del buen gusto se abrió a mis ojos. El lugar era muy amplio y estaba muy bien climatizado. A la izquierda un breve pasillo daba a un baño, a la derecha una amplia sala desde donde se podía ver por lo menos dos habitaciones más. Una escalera de estilo moderno conducía a un piso superior. La rubia me pidió que la acompañara y con paso de gacela subió delante de mí haciendo algún comentario sobre el clima. Admito que apenas le presté atención mientras atendía a las hermosas nalgas que el pantalón cubría. Entré a una habitación de proporciones modestas pero cómoda. La cama era de dos plazas y media y las sábanas y el cobertor estaban limpios. En diagonal un espejo, a los costados sendas mesas de luz, el aire acondicionado estaba encendido, el piso alfombrado y la iluminación podía ser regulada. Unas láminas enmarcadas daban un tono más cálido. Tomé asiento en una banqueta de cuero y me quité los gemelos.

No pasó un minuto cuando apareció Delicia. Mis ojos fueron de su cara a sus enormes tetas. Si, enormes. El corpiño apenas si podía contenerlas. Es una chica corpulenta, tiene unos kilos de más pero está en sintonía con su atura y es proporcionada. De cara es más bonita que en las fotos y tiene todo el aspecto de una walkiria. Me dio un beso en la boca y me preguntó si quería pasar al baño. Me llevó de la mano y me higienicé. Digamos que tiene todo lo que es menester y las toallas que me dieron estaban limpias y tenían olor a lavanda. Luego me llevó a la habitación, subió delante de mi, por lo que tenía esa cola casi pegada a mi cara. Me hizo pasar y luego de otro beso me largó:

-Sacate la camisa, tengo maquillaje y si te la mancho vas a tener un problema.

Ni bien me la desabroché se tiró sobre mi y al demonio la camisa. Nos fundimos en un beso profundo y apasionado. Con los ojos cerrados vinieron a mi mente el dulce recuerdo de Laura, mi reciente ex. Sus manos expertas hicieron que en tres movimientos mis pantalones cayeran junto con mi ropa interior. Me sentó en la cama con un empujón y empezó una felación muy buena alternada con una increíble turca. Veía a mi miembro desaparecer entre esas montañas y ella me miraba, sonreía y volvía a la faena. Los sonidos se hacían más lejanos y cuando ella subió besando mi pecho apenas si pude respirar ya que unos segundos después estaba poniéndome sus enormes pechos en la cara. Insisto que son gigantes, dos moles que no caben en mis manos y que ella insistía en que chupara. Como un infante hambriento me apoderé de ellos, recordé a San Agustín quien utiliza ese ejemplo en las Confesiones para referirse a los niños inclinados al mal, a la codicia. Siguió un 69 muy profesional, su cuerpo tenía el olor del jabón y del perfume sutil. La heroína wagneriana sin preguntarme me puso un profiláctico y luego de otra mamada me tomó y como me puso arriba de ella y sin más preámbulo entré a su cuerpo.

Se mueve como una guerrera, de hecho es una guerrera guaraní (con sangre germana, claramente prusiana). Mi boca alternaba entre sus labios y sus pechos hasta que ella me tomó de la nuca y me llevó a los últimos hundiédome. Un buen rato estuvimos dale-que-te-dale y luego me cambio de posición. Va de suyo que ella llevaba en todo esto el mando y yo me vi sometido ante esa amazona del placer. Me puso en posición de tijera y movía su pelvis y contraía sus músculos vaginales haciéndome delirar. Luego nos separamos, otro largo y profundo beso y ella arriba. Me hizo sentar y que le comiera los pechos. Luego comenzó a morderme las orejas y debo admitir que estuve a punto de venirme pero me contuve. Iba a aprovecharla hasta el último minuto.

En un momento se separó de mi, se recostó y más besos. ¿Para que respondí? Volvió a ponerme los pechos en la cara. Los acaricié, los amasé, y ella me dijo «son gigantes ¿Te gustan?». Entonces se puso en cuatro y otra vez adentro. Le agarré las nalgas y le di con todas mis fuerzas, el flujo era abundante y saber que lo estaba disfrutando, sinceramente, me hizo sentir muy bien. Pero yo estaba muy débil y no podía más, mi cuerpo, luego tanto ajetreo necesitaba descanso, salí y ella de un tirón me sacó el preservativo, comenzó a masturbarme con delicadeza y luego con fuerza hasta encontrar donde me daba más placer. Pocos movimientos bastaron para que una descarga fuera contra sus enormes pechos.

Me dejó descansar unos cinco minutos, tiempo que usó para bajar al baño y volver envuelta en una toalla blanca. Yo estaba acostado recuperándome. No hubo mucho diálogo, me contó lo obvio, que era del Paraguay, pero mi usual interés sobre su visión ante los problemas del país limítrofe fueron interrumpidos por una nueva felación. Otra vez a punto, otro preservativo, otra cabalgata, pero en contra de lo que marca la experiencia me vine poco antes de que golpearan la puerta. Ella elevó su voz con fuerte acento para decir «ya vaaaaaa». Dos comentarios sobre mi delgadez y que había quedado muy cansado, a lo que apenas si pude responder.

Me acompañó al baño donde me pude higienizar. Salí con el traje azul impecable y perfectamente peinado y ella me dio un beso, dejándome con la recepcionista, la cual me acompañó hasta la entrada del edificio.

Sinceramente, un servicio excelente, recomendado y que merece mayor exploración.

 

 

 

 

 

Dejo nuevamente el enlace, por las dudas: Delicia:

Delicia, 4393-3211 / 4326-4699, Microcentro, Con Servicio Completo

 

Tablita

· Servicio:

· Depto: 10

· Edad aparente: 25 años.

· Cara: 8

· Tetas: 9 (gigantes pero al ser naturales no son muy consistentes)

· Colita: 8

· Cuerpo en general: 8,33 (promedio cara, tetas y cola)

· Relación con las fotos: 90% (sobrepeso)

· PT: 9

· Besos: Si (a full)

· Garching: 10

· Relojea?: No

· Onda: 10

· Reincidencia?: Si ¿Por qué no?

· Cobra por adelantado: Si

· Gift: $250 la hora + $25 de propina.

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • Miembro

Respuesta: XP con Delicia de Doncellas.

 

Gracias por compartir la xp y la data

salu2

ber

EL DINERO NO HACE LA FELICIDAD....PERO AYUDA A ALCANZARLA.LAS MUJERES SON TODAS TROLAS, LO UNICO QUE HAY QUE TENER ES EL CAPITAL ADECUADO PARA COMPROBARLO.UN VASO DE AGUA Y UN "POLVITO "NO SE LE NIEGA A NADIE

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • Miembro

Respuesta: XP con Delicia de Doncellas.

 

Muchas gracias colegas, espero que tengan una buena xp con ella. Lo que si, si usted, ezeMorocho visita este lugar ¿podría averiguar si la recepcionista también trabaja de esto?

Saludos cordiales,

Explorador

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

Términos de uso y Normas