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Dominicana en Once

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Pasó mucho tiempo desde la última vez que publiqué una experiencia en el foro. Razones laborales y académicas me tuvieron lejos, no tanto de las meretrices, como de la posibilidad de compartir con ustedes algunas experiencias.

Va de suyo decir que es mi intención el ponerme al tanto con el foro. Por eso, hoy mismo realicé algunos comentarios y apunté información de algunas mujeres en mi agenda, las cuales pienso visitar dentro de poco.

Ahora, quisiera relatar una Xp de hace semanas, pero que sigue vigente.

 

En mi agenda figura que tuve el encuentro con ésta callejera el sábado a las seis de la mañana. En efecto, el día anterior había asistido a una función teatral y luego me quedé en Capital, visité algún bar y recorrí la noche porteña, algo que no ago desde hace bastante.

Estaba por la zona del Teatro Colón cuando decidí entonces retornar a mi hogar, en el Oeste. Decidí no tomar un taxi, sino ir a pie, y mientras lo hacía, contemplé la triste y antiestética escena de esa zona de Buenos Aires al amanecer. Llegué a Plaza Miserere caminando por Rivadavia, crucé Pueyrredón y el hedor a orines y algún que otro menesteroso intercambiando bromas con un alcohilizado ya entrado en años deprimió aún más mi ánimo. Preparé un gas pimienta que tenía en el bolsillo de mi gabardina por si alguno de éstos se me cruzaba y entonces me tropecé con una dominicana que bebía un café con leche, mientras en su izquierda sostenía una porción de bizcochuelo. Con un marcadísimo acento me preguntó:

-Queré (sic) que vayamos a coger.

Me disculpé y la esquivé. No obstante, luego de dar unos cuantos pasos me volví hacia ella con una sonrisa.

-¿Cuánto estás cobrando?

Me dió un arancel bastante accesible y le pregunté por el hotel.

Ella me respondía mientras deglutía su desayuno. Yo miré mi reloj y le pedí que terminara de comer tranquila. Fue entonces que me ganó el buen espíritu y mantuve mi sonrisa mientras la inspeccionaba.

Se trata de una mujer jóven, entre 25 y 30 años. Rellenita, pechos grandes, cabello con rulos, largos, de un color matizado a caoba. Vestía un pantalón de jean ajustado que marcaba bien una nalgas grandes, pero proporcionadas. Cometí el error de no preguntarle el nombre, aunque tampoco me hubiera interesado. Posteriormente averigüe que trabaja a la noche y a la mañana, pero no durante el día.

Una vez que hubo terminado con su desayuno caminamos a un hotel que queda a pocos metros de la esquina de Jujuy y Rivadavia. Tengo anotado en la agenda un costo de $50. Fuimos despacio. Entramos al hotelucho y ella se encargó de todo, me pidió $50 que le entregó al recepcionista que la saludó con mucha amabilidad. Pasamos a una habitación, estaba limpia y ordenada. Una vez en la habitación le dí el dinero. Le pedí permiso para ir al baño y luego ella hizo lo propio tras decirme que me pusiera cómodo. Bien, tras su regreso, tomó mi miembro con sus manotas obscuras y empezó a masturbarme.

-¿Queré con forro? -me preguntó a centímetros de mi erección.

-Así está bien, por favor – y tras eso, engulló mi masculinidad.

El bucal fue muy fuerte, mecánico y por eso traté de acompasarla con mis manos en su cabeza, pero ella se zafó y me dijo un poco amenazante, con su voz un poco ronca, quizás por la hora, quizás por alguna otra razón extraña:

-No me acabé en la boca.

Levanté las manos y entonces ella tomó un profiláctico, me lo colocó y se recostó. Me subí y empecé a darle. La morena me tomó de las cadera y me acompasó mientras jadeaba abriendo y cerrando los ojos. De su boca salía un aliento a café y pene y yo, debo confesar, hice un esfuerzo importante para no irrumpir en risas. Sin que mediara pedido alguno de mi parte me dio un leve empujón y quedé yo boca arriba, se me sentó y empezó a moverse, fuerte. No era menester ser un mensa boy para entender que su objetivo era hacerme llegar lo más pronto posible al orgasmo. Lamentablemente para ella, tengo la capacidad de controlar en la mayoría de los casos un orgasmo, así que me dediqué a tomarle sus grandes pechos y apoderarme de esos pezones obscuros y duros. ¿Se habrá dado cuenta ella de lo que yo estaba haciendo? ¿Se habrá cansado simplemente? ¿Estaría a la espera de otro cliente, mucho más fiel y funcional que yo? La verdad, no lo sé. Sé en cambio que se incorporó, se puso en cuatro y me ordenó que la penetrara, naturalmente que con su tono gutural y sin pronunciar la letra “s”. Lo hice, ví sus nalgas y entonces me desanimé. Tenía una suerte de granos o manchas y eso me hizo bajar el ritmo; ella que seguía jadeando (no por placer, sino por el esfuerzo físico) me inquirió si deseaba practicarle sexo anal, yo recliné la oferta y seguí dándole. Ambos estábamos sudorosos. Mis movimientos eran muy fuertes y rápidos y ya me había decidido a terminar con todo lo antes posible. Quería irme, ya no me sentía a gusto, había algo que no me gustaba.

Ella se recostó, me sacó el preservativo y me volvió a dar una orden, la última de mi XP:

 

-acabame en lassss teta. Me puse sobre ella, apunté, pero nuevamente tomó la iniciativa, me masturbó y yo decidí que ya estaba bien, y me corró sobre sus grandes y obscuros pechos. Yo quedé de rodrillas, ella se incorporó y fue al baño. Estaba sudoroso, deseaba bañarme pero no en aquel lugar, que, insisto, no estaba sucio, pero quería salir de ahí.

Me cambié despacio y al salir, la morena dominicana me preguntó si no iba a ducharme.

Le dije que no y agradecí por el servicio. Salí del hotel y llegué justo que salí un colectivo de la Atlántica al que subí. Cuando el mismo dio la vuelta por Plaza Misere la ví, caminar tranquila en busca del próximo cliente.

Yo cerré los ojos y rogué para llegar pronto a mi casa y bañarme.

 

 

Tablita

 

Servicio: 6. Funcional, demasiadas ordenes.

Depto: 7. Funcional, limpio.

Edad aparente: 25-30.

Cara: 7

Tetas: 8 lo mejor.

Colita: 5 (grande, con manchas, creo que entrega)

Cuerpo en general: 6,66

Relación con las fotos: No publica

PT: 7, demasiado duro.

Besos: Ni se me ocurrió.

Garching: 7

Relojea?: Si.

Onda: 6, demasiadas órdenes.

Reincidencia?: No, gracias.

Cobra por adelantado: Si.

Gift: $100 la media hora + $10 de pro

"no obstante no creo que el ano de esta mujer valga $100, si eso fuera asi y ademas se tratara de una ley general, yo estaria en bancarrota"

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