Abigail....de Mimosas...me falló¡¡¡

http://www.mimosasargentinas.com.ar/site/escort.php?act=1&idCategoria=&idEscort=1634 Seducido por los comentarios de esta madurita mendocina decidií ir a visitarla hoy por la tarde a su reducto allí en el Once, la llamé a las 14.15 hs. pactando la cita para las 15.00 hs.; cuando llego, luego de la busqueda de estacionamiento y de transitar esas veredas entre feriantes y compradores de ropa del interior; me atiende su recepcionista y me dice que aguarde en la habitación; cual fue mi sorpresa cuando apareció otra "escorts", a la sazón una paraguaya nueva que nada tenía que ver con la "mature" que yo aguardaba. "No está Abigail, salió a hacer un domicilio, pero aqui estoy yo", me dijo con su acento guaraní. Por supuesto que le dije que ese no era el trato y pedí la presencia de la 840 para que explicara la situación; la misma vino y me dijo que Abigail había salido a visitar a un cliente -que no iba a volver en dos horas- y que debía contentarme con la morocha que operaba a modo de "muletto" en la ocasión. Me negué rotundamente a realizar dicho "canje", al márgen de descargar mi contenida furia verbal ante tamaña estafa; explique las peripecias para llegar, el horario acordado y la falta de responsabilidad para cumplir con la palabra empeñada por parte del lugar. Estimo que me tendieron una emboscada sexual, creyeron que al pensar con la braguetta, como muchas veces lo hacemos, yo iba a minimizar el contratiempo, pero no es así, creo que deliberadamente la 840 me hizo ir al lugar a sabiendas que Abigail no estaría presente; lo cual entiendo es una falta de consideración ya que, de ser ciertos sus dichos, tenían mi número del celu en su registrador de llamadas para notificarme de la suspensión del encuentro, y así me evitaban todo el dispendio de tiempo y de guita que me significó llegar allí, sin tener la experiencia con la "vete" que promociona sus datos en ese inmueble.-

Realmente colegas, relato esta no experiencia, para que tomen sus recaudos cuando deseen ir a ver a esta dama, admito que en el lugar estaba rodeado de estas dos damas, la recepcionista y la morocha "alter-ego" de la cuyana; lo cual como caballero que soy me obligaba a reprimir improperios y adjetivos de dudoso gusto para con ellas, porque en verdad estas tomaduras de pelo son amargas y tornan al lugar inabordable para otra ocasión.-